El síndrome de burnout es un conjunto de signos y síntomas
que, básicamente agota, hasta “quemar” a la persona que lo padece. Es un
agotamiento y una frustración que abruma a la persona, y se traduce en una
importante reducción de productividad laboral, apatía y pérdida de ilusión en
cuanto al desarrollo profesional. En casos más agudos, el burnout puede derivar
en una depresión profunda.
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El burnout es más que el cansancio habitual que puede ser
reparado con unos días de descanso, y envuelve una serie de padecimientos a
nivel psicológico, físico y social, lo que le da su connotación de síndrome. La
frustración emergente afecta a la calidad de vida y puede derivar en otros
problemas emocionales, incluso manifestarse físicamente.
La persona va viendo afectada poco a poco su salud, debido a
la exposición a unas determinadas condiciones de trabajo que no le resultan
controlables, a pesar de poner en juego todos sus recursos personales. Se
produce un deterioro general: cognitivo, emocional, conductual y físico.
Físicos: malestar general, cefaleas, migrañas, fatiga, problemas
de sueño, úlceras u otros desórdenes gastrointestinales, impotencia,
hipertensión, problemas de sueño, cardiopatías y deterioro cardiovascular,
pérdida o ganancia de peso, asma, alergias, dolores musculares, fatiga crónica,
cansancio hasta el agotamiento, incluso daño a nivel cerebral, problemas con el
ciclo menstrual.
Emocionales: distanciamiento afectivo como forma de auto
protección, aburrimiento, baja tolerancia a la frustración, incapacidad para
concentrarse, desorientación, susceptibilidad, frustración, recelos,
irritabilidad, impaciencia, ansiedad, vivencias de baja realización personal,
baja autoestima, sentimientos depresivos, de soledad, de culpabilidad y de
impotencia. Predomina el agotamiento emocional, lo que lleva a deseos de abandonar
el trabajo e incluso a ideas suicidas.
Conductuales: genera deterioro en las relaciones
interpersonales, conducta despersonalizada en el área laboral, absentismo,
abuso de drogas legales (fármacos, café, alcohol, etc.) e ilegales, conductas
evitativas y evasivas, cambios bruscos de humor, incapacidad para vivir de
forma relajada, incapacidad de concentracion, superficialidad en el contacto
con las personas, aumento de conductas agresivas, hiperactividad, cinismo e
ironía en el área laboral, agresividad, aislamiento, negación, irritabilidad,
impulsividad, atención selectiva, apatía, suspicacia, hostilidad, aumento de la
conducta violenta y comportamiento temerario (conducción suicida, malas
compañías, etc.).
Cada vez se hace más amplia la franja de trabajadores que
sufren burnout, desde ejecutivos a policías, de profesionales de la salud a
empleados gubernamentales, de profesores y maestros a bomberos.
Hasta ahora no se conoce un tratamiento específico para el
síndrome de burnout, ni tampoco una estrategia de prevención de la enfermedad,
lo que se utiliza son terapias para reestablecer la salud psicológica y
recuperar el rendimiento laboral, basado en el control del estrés y el
autocontrol, en este caso nos ocuparemos de los síntomas con Flores de Bach
.
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